lunes, 8 de agosto de 2011

Economía Marxista.


Karl Marx (1818 – 1883)

La concepción materialista de la historia arranca del principio de que la producción y el intercambio de productos constituyen la base de todo orden social. La validez de esta afirmación descansaba en que en cualquier sociedad, de cuantas han aparecido en la historia, la división en clases está determinada por tres hechos: lo que se produce, cómo se produce y por la forma en que se intercambia la producción.
La fuerza básica en la historia es, para Marx, la estructura económica de la sociedad.
El objetivo de la obra de Marx era descubrir las leyes del movimiento de la sociedad capitalista.
Construyó un modelo económico para demostrar cómo el capitalismo explotaba necesariamente a su clase trabajadora y cómo esta explotación conduciría inevitablemente a su destrucción.
Según Marx, el valor del uso o utilidad de una mercancía constituye la sustancia de toda riqueza. Además de un valor de uso, una mercancía tiene un valor de cambio, que se conoce abreviadamente como valor.
El tiempo de trabajo socialmente necesario incluye tanto el trabajo directo de producción de la mercancía como el trabajo incorporado en forma de maquinaria y materias primas utilizadas y el valor transferido a la mercancía durante el proceso de producción.

§  Las consecuencias de la acumulación de capital.

A juicio de Marx, la causa del decrecimiento de la tasa de beneficio hay que buscarla en el aumento de la proporción entre capital constante y capital variable. Marx creía que esta ley demostraba que la producción capitalista tropezaba con barreras internas en cuanto a su expansión indefinida. El proceso de mecanización crea un “ejército industrial de reserva” de personas sin trabajo, que tiene a empobrecer aún más al proletariado, al forzar los salarios a la baja. Según Marx, la circulación de mercancías implica necesariamente un equilibrio de ventas y compras, queriendo con ello significar que el número de las ventas realizadas es igual al de las compras. Si el intervalo entre la venta y la compra se hace demasiado prolongado, tiene lugar una crisis.
La expansión requiere más trabajadores, y para obtenerlos, los capitalistas tienen que competir entre ellos. Los salarios tienden a subir, y los beneficios a bajar. Según Marx, la disminución de los beneficios se pretende contrarrestar sustituyendo obreros por máquinas, pero como los beneficios están constituidos solamente por la diferencia entre los costos de trabajo y lo que se percibe de la venta de las mercancías, el capitalista sigue cogido en la trampa. En otras palabras, al mecanizar la producción, el margen de beneficios se reduce, porque hay menos trabajadores de quienes extraer plusvalía. Por el contrario, el nivel de los salarios se eleva y sus beneficios descienden.
El progreso tecnológico acumulativo y la productividad creciente del trabajo conducen al desarrollo de la producción, pero el mercado aumenta más lentamente en razón del limitado poder adquisitivo de los trabajadores. Las crisis periódicas se producen porque la oferta supera a la demanda, y así, desaparece temporalmente el carácter lucrativo de la producción.

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